Vacaciones (I)

Mis primeras minivacaciones de este verano ya terminaron.

 

Han sido 4 dias y medio en Barcelona en los que tal como esperaba, vi cosas diferentes, conoci gente nueva e interesante y disfruté de la no rutina. No voy a contar al detalle todo lo que hice esos dias (nada intimo ni escabroso, no pensemos mal…)pero si puedo ofrecer un pequeño resumen.

 

El primer día, tras una tarde de relax en el sofá, mi amigo y anfitrión Raúl nos preparó una estupenda cena a su compañero de piso, Migue, un compañero de curro, Josu, y a una servidora, una estupenda cena en la terraza de su piso, con una interesante sobremesa regada de cerveza y calimotxo, conversación sobre cine y música, videos de internet y curiosidades varias. A eso de la 1 de la mañana la vecina nos pidió por favor que bajaramos el tono y las risas, ya que su pobre marido tenia que levantarse a las 5 de la mañana para irse al tajo.

Decidimos entonces salir por ahí a tomar algo, terracita de playa o similar…. Acabamos en el BajaBeach, rodeados de guiris, tomando una caipiriña. Volvimos a casa, ya que al ser lunes no habia mucho mas que ver, Raúl cogió su fusil, eeemmm, no, que me he liado….. cogió la guitarra y nos pusimos a cantar clásicos del pop español.  Cuando nos cansamos de cantar y palmotear, todo ello bajito, no fuera a ser que el vecino tuviera luego un accidente laboral, nos pasamos al ordenador a ver los videos y curiosidades de los que habiamos comentado previamente en la terraza.

Entre unas cosas y otras, nos dieron las 6 de la mañana, y el pobre Migue, único currante del grupo, se mantuvo despierto hasta la hora en que debía marchar a cumplir con su deber laboral.

Fue una noche muy interesante y amena, de esas en las que se forjan buenas amistades entre gente que se acaba de conocer, como era nuestro caso.

 

El martes nos levantamos tarde, evidentemente, y Raúl y yo nos fuimos a comer a la playa, un poco más arriba de Mataró, en su Jeep descapotable, principal responsable del moreno que luzco en cara y brazos, más que el tomar el sol en la toalla. Llegamos cerca de las 4 de la tarde, y decidimos comer una paella en el chiringuito antes de bañarnos.

Y en la sobremesa, apareció otro amigo de Raúl, que vive por alli, y se unió a nosotros. Su nombre no recuerdo haberlo oido, pero en nuestra conversación fué Maestro. Estuvieron hablando del grupo de Batucada donde este chico toca, que se llama Brincadeira, (http://www.brincadeira.es/),  y al parecer son bastante buenos en lo suyo.

La conversación transcurrió amena hasta más de las 7 de la tarde, y si no es por un bañito rápido en el mar ya revuelto de ultima hora de la tarde, con revolcón de ola incluido, ese dia no piso la arena. Pero también lo pasé muy bien, con dos chicos guapos a mi vera. De vuelta a casa, cenamos unos bocatas de jamón en el sofá, y después, pronto a dormir.

 

El miercoles era un dia lleno de planes. Almorzamos en la terraza de al lado del piso, después de resolver unas gestiones que Raúl tenía pendientes, decapotamos el coche, y nos fuimos para Sabadell a buscar a Josu, con quien nos fuimos hasta la Cala de Sant Françesc, en Blanes. Los tres disfrutamos del viaje con la melena al viento, música española sonando en la radio, cantando y riendo hasta llegar a nuestro destino.

Una vez allí, nos dispusimos a esperar turno en el chiringuito, donde comimos un arroz negro directamente de la paellera, acompañado de una sangria de vino primero, y otra de cava después. Crema catalana para mi de postre, café y orujo de hierbas. Esta vez si, tras la comida y algo chisposos, dispusimos las toallas sobre la arena, y fuimos alternando baños de mar con baños de sol, hasta bien entrada la tarde.

El viaje de vuelta, como el de ida, cantando y riendo, desafiando el viento. Una vez en casa, tras la ducha de rigor y el maqueo correspondiente, nos dirigimos en mi coche a casa de Josu, donde disfrutamos de una barbacoa a la luz de las estrellas en la terracita de su duplex en Sabadell.

Tras la cena, cogimos carretera a Sitges, a la discoteca Atlántida, que al parecer, está de moda. Alli, mucha niña mona, mucho niño bien, cuerpos morenos y musculados, y una música, para mi gusto horrorosa. (Que no se enfade nadie, pero el house y sus variantes…. uf, de lo peor)

Lo más destacable fué la gente maja que conocí, amigos y compañeros de Josu y Raúl en su curro de fin de semana, además de alucinar con las cuatro bailarinas-gogos que junto a otros cuatro bailarines-gogos amenizaban de vez en cuando al personal. Ellos eran gays, cosa no muy rara en Sitges, y ellas…. ellas eran ellos…. aunque quiseras reconvertire en hombre para volver a ser mujer. No se si me explico o se me entiende. En fin… cochina envidia de los cuerpos perfectos.

 

El jueves fue para mi día de relax. Raúl se fue a llevar a su abuela a la casa del pueblo, y yo me quede un buen rato disfrutando del sofá. A media tarde me aventuré a coger el metro hacia la plaza Catalunya con un calor infernal en las entrañas de Barcelona. Una vez en destino, ya me sentí como pez en el agua, paseando por las callejuelas que conforman mi centro comercial favorito, Portal del Angel.

Entre y salí de varias tiendas, probandome ropas que de antemano intuía no estaban hechas para mi y mis hechuras…  

Un poco más tarde había quedado con Carlos, mi mas mejor amigo desde hace 15 años, y por otros tantos más. Me invitó a merendar en el Paseo de Gracia, a un sitio de estos de tapas elaboradas que tanto me gustan a mi.

Cuando llegué a casa, estaba cenando Migue las sobras del chino que habia comprado al mediodia, y como casi no lo había visto en toda la semana, decidí irme con él a una terraza a tomar algo con un grupo de gente con el que queda los jueves para hacer tertulia.

 

Creo que no he dicho que Migue es actor, o al menos, lo intenta. Según me contó, antes iba mucho a un local llamado Embruix, donde se hacian actuaciones varias en directo, tanto musicales como teatrales. Allí se formó un grupo de gente que conpartía estos intereses, y que tras cerrar este local por problemas con las licencias e impuestos que al parecer el Ayuntamiento de Barcelona carga a este tipo de bares, han acabado juntandose en la terraza del restaurante-kebab que regenta Mohamed (Palestino y primer musulman realmente guapo que veo en mi vida). Alli siguen poniendose al día de las actividades de cada uno, y debaten sus ideas y conocimientos en acaloradas tertulias como la que yo fui testigo.

El grupo, al contrario de lo que yo pensé cuando me habló Migue de estos amigos (Migue tiene mi edad), está formado por gente dispar, tanto por la edad como por la forma de ver y entender la vida. Eso sí, comparten la pasión por el teatro, el cine, la musica y el arte. Ah, y por los chistes malos. Hubo concurso de quien contaba el chiste más malo que hiciera más gracia. Gente culta y agradable que me hicieron pasar el mejor rato de todas mis vacaciones.

 

Conocí a Ramón, republicano de 75 años recién cumplidos, poeta y encendido defensor de sus ideas (vamos, cabezota hasta decir basta) Un encanto de hombre que me instruyó durante cerca de una hora sobre la masonería, los masones ilustres y secretos que nos acompañan en el día a día en todos los ambitos, aunque sobre todo politicos, y el bien que esta gente nos procura al resto de los sencillos mortales que poblamos este país.

Ramón habla despacio, arrastrando las palabras, aunque su ritmo se va acelerando al ritmo que va ingiriendo copas de cerveza… Su voz y su tono me recordaban al señor Casamatjor de Javier Sardá. Aunque pensandolo bien, si Ramón me contó que era amigo de tanta gente importante e influyente…. Igual también es amigo de Sardá y éste creó el personaje inspirandose en él….

 

Después estaba Ricard, de unos 50 años, pelo largo en coleta y barba blanca a juego. Callado, observador… contó el mejor chiste malo de la noche. No puedo contar mucho más de él, ya que se mantuvo en segundo plano toda la noche.

 

Luego llegó Tom, 35 años más o menos, calvo, delgado, con gafas. Sensato, culto y formal. Puso el punto inteligente y sarcástico a la noche y a las diatribas de Ramón. Con él protagoniza encendidas discusiones que terminan en "Si, Ramón, si, que tienes razón, lo que tu digas Ramón……" Y cada uno sigue a lo suyo. Aunque yo decidí darle la razón a Tom, jejejeje.

 

Y por último, se nos unió Guillem, con la guitarra a la espalda y la cartera al hombro. Edad, parecido y complexion a Ismael Serrano, o al menos a mi ver, igual de atractivo. Conversación también interesante, a ratos en castellano, a ratos en catalán. Me quedé con ganas de conocerlo y poco más…

 

Pues con toda esta gente estuve como dos horas y media, que disfruté igual que una niña con zapatos nuevos. Seguro que la proxima vez que vaya a Barna, me dejo caer el jueves a las 10 por la terraza del Kebab de Mohamed.

 

Y finalmente, llegó el viernes. Después de comer y despedirme de Raúl y de su hospitalidad, monté en mi Corsa y emprendí el camino de Huesca a mi vida normal. Y a pesar de volver para trabajar, vine ilusionada, tanto por las experiencias vividas durante mis minivacaciones, como por las que me esperaban aqui.

 

Y es que no hay nada como la ilusión para hacernos felices y volvernos un poco tontos.

Aunque sean ilusiones a medias….