Una semana más

En realidad, solo eso.
 
Ha pasado una semana más, como cualquier otra semana de las últimas semanas.
 
Sigo con mis planes de estudio, que siguen siendo sólo planes. A ver si mañana ya cambia de solo plan a estudio de verdad. Al menos el empezar un curso sobre una de las leyes del temario me va a servir para comenzar a hincar codos y reencontrarme con el lenguaje de la Administración y la vida del opositor.
 
Sigo con la idea del cambio de trabajo de fin de semana. Esta semana me toca dar la noticia en la cafeteria de que los abandono y aún no sé muy bien como afrontar ese momento. Porque me va a doler y se que a ellos también… La semana pasada hice una prueba en la tienda donde tuve la entrevista la semana anterior. Se trata de una tienda de ropa de marca donde trabajaría solo una tarde y un día a la semana, y aunque el sueldo es bajito, es mucho más relajado y me dejará mucho más tiempo libre para recuperar mi ocio y no tener excusas con el plan de estudios.
 
Sigo queriendo lo que ya está más que claro que no puedo tener con el hombre que me ha robado momentos de sueño en los ultimos meses… Pero eso es algo que siempre me ha pasado y en lo que también sigo trabajando para que deje de sucederme. Dejar de querer lo que no puedo tener… Y es que resulta díficil tratar a alguien por el que sientes algo como a uno más. Y resulta mucho más díficil ver que a él no le cuesta trabajo tratarte como a una más.
 
Sigo escuchando musica y enamorandome de canciones nuevas. Esta semana le ha tocado el turno al nuevo disco de Diego Martín. También he escuchado alguna canción de los nuevos discos de Pereza y Despistaos. Pero me quedo con Diego, sin duda. Será porque estoy sensible…
 
Y además, esta semana ha sido la semana de Irene. Porque el llegar a casa y tener que estar pendiente de alguien ademas de mi es algo que me resulta extraño ultimamente. E Irene es de las que dan guerra. Porque nunca sabes si quiere mimos, o solo quiere jugar. Y su manera de jugar consiste en morderte, afilarse las uñas con tu ropa o el sofá, tirar todo objeto pequeño que encuentra a su paso al suelo, o subirse encima tuyo a explorarte, echarte la pata a la cara y como no, seguir mordiendote… Pero por lo demás, nos llevamos bien. Prefiere beber agua de mi vaso en vez de la que tiene en su comedero y que cada dia le cambio para que esté limpia y fresca. Se echa la siesta conmigo, ronroneando y dandome calor. O como hoy, no quiere dormir, y por lo tanto, tampoco debo de dormir yo, asi que me lame el ojo, me muerde el pelo, o me da besos de gato en los labios… Pero es tan guapa que se le perdona todo. Ya probablemente mañana me abandone, y aunque igual al principio la echo un poquito de menos, estaremos mejor las dos. Yo tranquila en mi casa sin preocuparme de sentir de repente un mordisco o una pata en mi cara, y ella en su hogar, con Clio para jugar, en vez de pasar sola tantas horas como pasa aqui.  Ahora mismo esta metida dentro de una bolsa de papel, alucinando con el ruido. O si no, jugando con un caramelo que ella sola lanza y recoge una y mil veces hasta que se cansa o lo mete bajo el sofa y ya no puede seguir jugando…
 
A veces, yo tambien quisiera ser gata, como Irene…
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